Cabo de Peñas: Al norte del Norte de la Península Ibérica

Continuando con los lugares singulares de la geografía española, podemos mencionar un punto dentro de una región con un encanto particular. Siendo el área más al norte y el territorio más septentrional de Asturias, un perfecto balcón al horizonte oceánico, hablamos esta vez del Cabo de Peñas.

Perteneciente al concejo de Gozón y Carreño, se consideró como reserva regional Paisaje Protegido dentro del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Asturias (PORNA). A su vez, está incluido dentro de las figuras de protección de: Zona de Especial Protección para las Aves Cabo Busto- Luanco (ZEPA) y Lugares de Importancia Comunitaria de Cabo Busto y Luanco (LIC).

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Superficies ZEPA y LIC en el Principado de Asturias (Fuente: SEO/BirdLife©).

El Paisaje Protegido del Cabo de Peñas ocupa una franja de costa asturiana que se extiende casi 19 km desde San Juan de Nieva, al este de la desembocadura de la ría de Avilés, hasta La punta La Vaca, al oeste de Luanco, con no más de 3 km en su punto de mayor anchura, ocupando una superficie total de 1.926 ha. Su condición de mirador natural le convierte en un lugar con un alto valor paisajístico.

Dentro del Cabo de Peñas podemos observar una gran riqueza de biodiversidad, destacando en esta ocasión la flora sobre la fauna. Dentro de la zona litoral del paisaje protegido destacan los acantilados, playas y sistemas dunares, aunque la zona que vamos a describir hace referencia al gran raso y a los acantilados. Se trata de una meseta a poco más de 100 metros sobre el nivel del mar, siendo el acceso al mismo casi imposible debido a lo escarpado del terreno. El suelo está formado por cuarcitas y es bastante pobre. En cuanto al viento, siempre presente, afecta en gran medida a las especies capaces de adaptarse a esta zona.

Comenzando en primer lugar por la fauna, los acantilados rocosos de este rincón singular albergan una gran cantidad de avifauna. Zona de cría de varias especies como el Alcatraz atlántico (Morus bassanus) y la Gaviota patiamarilla (Larus michahellis), es de destacar la presencia de manera ocasional del Águila calzada (Aquila pennata) y el Halcón peregrino (Falco peregrinus). También hay algunas especies interesantes que pueden encontrarse y mostrarse ante nosotros como el Esmerejón (Falco columbarius), el cual decidió dejarse ver durante una de nuestras visitas a tan imponente paraje.

La vegetación del acantilado está fuertemente influenciada por la cercanía al mar, las salpicaduras de las olas y los fuertes vientos presentes en todo momento. La más destacable del Cabo de Peñas se encuentra  situada en la zona del raso sin cultivos, donde aparecen pequeñas áreas de turberas con su vegetación asociada.

Predominan en el raso un gran número de brezos ibéricos de bajo porte, los únicos capaces de soportar las condiciones desfavorables para las plantas de la zona y que confrontan la típica vegetación terciaria de un acantilado. Algunos de estos brezos serían Erica cinereaE. vagansE. ciliarisE. mackaianaE. umbellata, Calluna vulgaris y Daboecia cantabrica, pero cabe destacar la presencia de Berza marina (Brassica oleracea L. subsp. oleracea) catalogada como Vulnerable y cuya mayor población está presente en el Cabo de Peñas, viviendo en zonas nitrófilas debido a las deposiciones de las aves. La introducción de plantas alóctonas, la destrucción y degradación del hábitat y la transformación en zonas de cultivo de todo tipo son sus principales amenazas en la zona.

Tras daros a conocer un poco más tan imponente paraje protegido con esta población vegetal tan diversa, recomendar que para aumentar un poco más los conocimientos sobre él… dedicar un poco de vuestro tiempo a visitar el Centro de Interpretación Medio Marino de Peñas, situado bajo el faro y que aborda la historia de los acantilados, la fauna y la flora de la zona y el entorno marino, así como de otros faros del lugar.

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